sábado, 3 de noviembre de 2018

Más allá, el amor




—¿Crees en fantasmas? 

—Pues tu mamá me cae muy bien. 

—No seas así José. De verdad, responde a mi pregunta, sin charlar… dime… 

—Mira Estefanía, no sé si existan o no, pero creo que hay cosas paranormales que ni la tía Chofi ni tú ni yo podemos entender… 

—Ya te vas a ir por las ramas y te vas a quedar sin contestar. Siempre te haces el mero macho o el mero bobo… 

—Espera termino la idea y después me puedes interrumpir. Mira, se dice que los fantasmas son como hologramas que recrea nuestra imaginación… mira, cómo decirlo, es decir… 

—Es decir… 

—Es decir que los fantasmas a veces son situaciones del pasado que aún no hemos asimilado: una ruptura con un amor o la muerte de un ser querido. Se cree que si al morir uno no se portó bien en vida puede quedarse atrapado en uno de los nueve inframundos que hay bajo tierra. Cada inframundo es como uno de los infiernos que representa Dante en la Divina Comedia. Esos seres que se quedan en el abismo siguen viviendo sin saber que ya han muerto. Lo terrible es que sienten dolor físico cuando sus cuerpos son una representación. Ese sufrimiento es continuo. Para no ir muy lejos, es probable que yo no esté aquí contigo y todo esto sea producto de tu imaginación. 

—Tan bobo… si te puedo ver, tocar… 

—Eso es lo que crees. Si tratas de ver más allá de este recuerdo encontraras que todo está oscuro porque no has imaginado algo distinto a este episodio. Pero no te asustes. Eso mismo te sucedió cuando te accidentaste a las afueras de Ciudad de México. Estarás preguntándote por qué no te dije esto desde el principio. La razón es que necesitaba que creyeras que yo era parte de tu recuerdo. Fue difícil alejar el holograma que habías hecho de mí. Pues escuchabas a la representación. Además, llevabas muchas veces recreando la misma escena. Por eso, al inicio de esta conversación hice el papel como lo imaginaste para que no te asustaras. Luego, como ves, tomé la palabra para explicarte que es complicado aceptar que ya nos desprendimos del cuerpo. Es difícil de entender. Bueno, quizás se aclaren las cosas si hacemos un ejercicio. Cierra los ojos y trata de recordar lo que sucedió después del accidente de tránsito. No temas. 

—Pues… iba en el automóvil y sentí un golpe fuerte. Luego no sé. 

—Sí sabes. Empezaste a gritar que todo estaba oscuro. Intenté decirte que te calmaras para que lograras entender la situación y no te quedaras atrapada. Debía explicarte que para nosotros no hay una linealidad de tiempo y por ende no existe el pasado, presente o futuro. El movimiento es en forma de espiral. Es decir, todo ocurre al instante así como sucede en los sueños. De ahí la importancia de despertar del sueño de la vida para comprender esta nueva fase. 

—Tengo miedo de que todo quede otra vez oscuro. 

—No temas, el miedo solo te bloquea. Ven, acércate. Imagina que me das la mano. Solo imagina. Ves. Se siente la electricidad de la piel porque tenemos memoria corporal así no tengamos cuerpo. Esto es posible gracias al amor. Ahora imagina una casa con muchas flores. Visualiza el color, el tamaño, la entrada y todo lo que la rodee. 

—Si la veo. Es hermosa. 

—Ahora caminemos. Tenemos la eternidad para nosotros.


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